El sistema que tenemos hoy gira en forma horizontal donde el medio ambiente, las fabricas, el mercado, el consumidor se pasan el uno al otro tanto lo bueno y lo malo que producen execto en el primero. Ya que el medio ambiente todo lo que le proporciona al ser humano es bueno, este da recursos como (árboles, agua, tierra, metales, entre otros) y a cambio no recibe nada bueno, sino malo como la contaminación, desechos tóxicos y la no recuperación de su estado inicial.
En segundo lugar están las fábricas que se encargan de transformar todos los recursos que arbitrariamente le quita al planeta para transformarlos de manera rápida y barata en productos y servicios que lleva al mercado llenos de químicos tóxicos para la salud humana y planetaria, que exige cada vez más que las personas compren para estar a la moda independiente de sí el producto está bueno o no desde que pasa de moda está obsoleto y hay que cambiarlo para no sentirse menos que los demás. Estos recursos generados en el mercado alimentan la flecha amarilla donde está el gobierno a los pies de las multinacionales mirando entre ellos cómo se pueden beneficiar.
Luego aparece el consumidor lleno de necesidades insatisfechas, unas reales y otras producto de anhelos desmedidos de tener y querer tener cada vez más. Este consumidor se volca al mercado a comprar cuanto producto encuentra sin pensar, en la gran mayoría de veces, qué está comprando y para qué lo está comprando (satisfacer necesidad insatisfecha).
En todo esto podemos observar que nadie le importa lo de nadie a menos que tenga algo que darle.
La responsabilidad de mejorar esta situación no está en el gobierno solamente, ni en las empresas; está en manos de los consumidores que deben empezar a mirar el mercado como una bolsa llena de productos que pueden satisfacer necesidades, pero otros que pueden destruir el satisfactor de mis necesidades primarias que es el planeta como tal. Hay que tomar la decisión desde allí de no alimentar el consumismo ya que este genera mucho recurso económico ($) que es el gran objetivo egoísta del gobierno y las empresas. Empezar a reconocer la opción vertical planteada en el video de devolverle al planeta todo lo que ha dado, o mejor aun lo que desbordadamente la fábrica le ha quitado, para poder tener un mundo mejor, lleno de felicidad compartida y no de felicidad egoísta.
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